La historia de las vallas publicitarias
A pesar de que los antiguos egipcios y los romanos ya realizaban dibujos publicitarios y pegaban carteles como forma de difusión, la historia de las vallas publicitarias se remonta a finales del siglo XVIII, con la llegada de la litografía. Esto fue gracias a que dicha tecnología hizo posible que los carteles pudieran sobrevivir a las inclemencias del tiempo.
Ya en el siglo XIX se llevaron a cabo distintos avances en el uso de la cartelería de gran tamaño con intenciones publicitarias, llegando incluso a aparecer un lobby en Estados Unidos cuyo objetivo se basaba en permitir el uso de estos soportes.
Sin embargo, la primera gran valla publicitaria, que marcó un antes y un después en el sector, no apareció en Estados Unidos, sino en la Exposición Universal de París en 1889.
Unos años más tarde, con la creciente popularidad del Ford T llegó el momento de explosión para estos soportes de gran formato, pues el hecho de que los ciudadanos se desplazasen provocó que las grandes marcas colocaran anuncios en las carreteras. Así, Palmolive, Kellogg’s y Coca-Cola, entre otros, se convirtieron en los primeros anunciantes que utilizaron estos formatos, entrando a formar parte desde sus inicios de la historia de las vallas publicitarias.
Con ello, en Estados Unidos se creó una asociación que representaba al sector, una lista de las distintas ubicaciones e incluso, unas medidas estándar. Asimismo, poco a poco comenzaron a comercializarse vallas luminosas que generaban un impacto mayor, gracias al crecimiento de la industria de la iluminación.
La historia de las vallas publicitarias continuaba. Ya en los años 20 el continuo movimiento de consumidores facilita que industrias como el cine o el turismo comiencen a asentarse como las grandes dinamizadoras de estos soportes. Y con la inauguración en 1923 del icónico cartel de Hollywood en Los Ángeles, el uso de estos soportes siguió avanzando.
En los años 40, con el declive del cartel publicitario, las vallas tomaron fuerza y comenzaron a adaptarse a las nuevas realidades: algunas incluían pinturas reflectantes para mantener la visibilidad por la noche, construcciones troqueladas para conseguir un efecto de tres dimensiones o, incluso, dispositivos mecánicos para un mayor impacto.
Con todo, el salto a Europa definitivo de estos impresionantes soportes llegó de la mano de las grandes agencias estadounidenses y su instauración en dicho continente, dando lugar al impulso de la historia de las vallas publicitarias tal y como hoy en día las conocemos.