La historia de las vallas publicitarias en España

La historia de las vallas publicitarias en España

Si bien es cierto que la historia de las vallas publicitarias se remonta a finales del siglo XVIII con la llegada de la litografía, no fue hasta 1889 que aparece el primer soporte de gran formato para promocionar la Exposición Universal de París.

A pesar de que este soporte publicitario irrumpió con fuerza en España durante el Modernismo, con la inversión publicitaria de los industriales catalanes, que promovidos por lo que sucedía en Francia comenzaron a diseñar carteles con similares características; en el resto del país, el origen de la cartelería publicitaria lo marca el primer cartel del baile de máscaras del Círculo de Bellas Artes de Madrid, en 1897.


Asimismo, la historia de las vallas publicitarias en España fue paralela a la del resto de Europa, alcanzando su auge durante la Guerra Civil, cuando los bandos que participaron en la contienda comenzaron a usar los carteles publicitarios de forma masiva como una herramienta política y social.


Como la publicidad y otros servicios en general, la historia de las vallas publicitarias en España ha atravesado distintas etapas de auge y crisis. El primer gran varapalo vino con la posguerra y el clima de pobreza generalizado que sobrevino en el país.

Ya en 1958 aparece la que se pronto convertiría en la valla publicitaria más emblemática de nuestro país, el famoso Toro de Osborne. En su origen estos primeros soportes estaban fabricados en madera y medían cuatro metros de altura. Tres años más tarde comienzan a construirse en metal y aumentan su tamaño hasta los siete metros; y en 1962 alcanzan los catorce metros, tal y como las conocemos hoy en día.


Se trata de una valla publicitaria que siempre ha estado unida a una gran controversia y que tras la aprobación del Reglamento General de Carreteras en 1994 que ordenaba retirar estos soportes, finalmente consiguió que el Congreso de los Diputados los declarase “patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España”, concediendo al Toro de Osborne el indulto para que continuase en las carreteras españolas.


Otro caso excepcional de la historia de las vallas publicitarias en España es el del luminoso del Tío Pepe en plena Plaza del Sol de Madrid. Tras la aprobación de una nueva ordenanza municipal que prohibía los luminosos en el casco histórico de la capital española, y numerosas peticiones populares para evitar que retiraran el del Tío Pepe por considerarlo un elemento tradicional de la historia de Madrid situado en un entorno declarado Bien de Interés Cultural, finalmente el Ayuntamiento concedió el indulto a este conocido luminoso.


A día de hoy, las vallas han evolucionado contando con una cartelería y una estructura más resistentes a las inclemencias del tiempo, más sostenibles y, en algunos casos, hacia la digitalización de los soportes. La historia de las vallas publicitarias en España continúa y la de nuestra empresa con ella.